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martes, 5 de junio de 2012

DEPRESION EN MENORES y ADOLESCENTES-1

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ESTADOS DE ÁNIMO EN LA ADOLESCENCIA

Consideramos que una persona está deprimida cuando su rendimiento general baja y la notamos apagada y triste.    

Esta sería la concepción de la depresión clásica, pero hay otros tipos de depresión en que la persona no se encuentra triste si no irritable. Los adolescentes suelen expresar los estados depresivos de una manera apagada e irritable.

No todos los estados depresivos se tienen que considerar depresiones. Para poder afirmar que alguien tiene una depresión se debe amoldar a la siguiente regla: como mínimo dos semanas en que casi todo el día y casi cada día la persona se encuentra triste (apagada) o irritable (en caso de los adolescentes).

En los adolescentes es muy típico que haya días o momentos depresivos (en los adultos también. Es aquello cuando decimos “hoy tengo un mal día” u “hoy todo lo veo negro”). En los adolescentes, la alternancia euforia-depresión es más frecuente que en los adultos. Y, por lo tanto, no nos tenemos que preocupar.

Cuando un adolescente manifiesta un estado depresivo suele ser causado por una frustración a sus demandas, intenciones, expectativas, creencias, etc.

Digamos que el adolescente se recalibra y, por lo tanto quiere encerrarse en su interior hasta que no integre aquello que le ha sorprendido. Una vez hecha la “digestión” de la causa, la persona recupera su estado de humor anterior.

Pero hay otros estados que sí nos tienen que preocupar… De éstos nos ocuparemos en los siguientes artículos.




¿CÓMO PODEMOS DETECTAR UN ESTADO DEPRESIVO?

1.       Sensación de tristeza o vacío, llanto inevitable sin causa aparente, irritabilidad en los adolescentes.

2.       Disminución importante en llevar a cabo o participar en actividades que provoquen satisfacción.

3.       Alteración de la conducta alimenticia: pérdida o aumento de peso.

4.       Insomnio o más ganas de dormir. Sobre todo despertarse a media noche.

5.       Lentitud física. También inquietud y nerviosismo.

6.       Sensación de agotamiento físico.

7.       Sentimiento de inutilidad, sensación de culpa constante sin haber causa objetivable.

8.       Disminución de la memoria y de la capacidad de concentración.

9.       Sensación de muerte o pensamientos suicidas.

Estos síntomas tienen que perdurar en el tiempo (15 días como mínimo) para poder considerar que la persona tiene una depresión grave. El resto de estados depresivos se manifestarán en algún o algunos de estos síntomas y posiblemente responden a una causa externa.

Así, podemos dividir la depresión en dos grandes tipos en función del origen. Cuando no hay un origen claro en el tiempo ni tampoco una causa clara y, cuando hay una relación evidente entre causa y depresión.

En el primer tipo estamos hablando de una depresión endógena y posiblemente de causa genética. En el segundo tipo hablamos de una reacción de la mente ante una causa exterior (frustración, imposibilidad de decidir, muerte de un ser querido, trauma psicosocial – un accidente -, enfermedad física grave e incapacitante…)

Las depresiones se tienen que tratar. Algunas precisarán medicación, otras no. Todas se beneficiarán de la psicoterapia.

Evidentemente el síntoma más peligroso es la intencionalidad suicida.

La próxima entrada hablaremos de las Depresiones Adaptativas y del Duelo en menores y adolescentes.

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