SALUT MENTAL

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domingo, 23 de septiembre de 2012

REHABILITACIÓN EN SALUD MENTAL, reflexiones 3/4

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3.- Patologías de la personalidad concurrentes o no con otras patologías mentales.

Recordemos: hemos establecido cuatro factores en la discapacidad que pueden propiciar lo que llamamos rehabilitación. Estos son el tiempo en que la persona está “enferma”, las secuelas del trastorno, los cambios de personalidad derivados de la experiencia de la enfermedad y la gravedad de la patología.

Si ya es complejo el tema de los trastornos mentales del eje I del DSM-IV-TR (psicosis, depresiones, demencias, ansiedad, fobias, etc.) aun lo es más el Eje II, donde se incluyen los diagnósticos de los Trastornos de la Personalidad.

Podéis encontrar más información sobre los trastornos de la personalidad en: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/04/los-trastornos-de-la-personalidad-1.html y los que le siguen (hay 8 artículos).
También podéis encontrar un resumen gráfico en: http://www.youtube.com/watch?v=4thV5NXuB6E

La personalidad es aquello que nos define ante y por los demás.

Un Trastorno de la Personalidad se resume en una manera de ser que ocasiona problemas en cualquiera de las siguientes áreas: individual, familiar, social, formativo-laboral o judicial. Dicha manera de ser no tiene que ver con cualquier otra patología mental (Eje I) ni con una deficiencia intelectual.

Un Trastorno de la Personalidad se genera en los años anteriores a la adolescencia y se manifiesta en la adolescencia. Ello es así excepto los que son debidos a otras patologías mentales u orgánicas (p.ej: accidente de tráfico con traumatismo craneoencefálico con afectación frontal o combinados).

Un Trastorno de la Personalidad requiere la conjugación de la genética con la educación (en el sentido más amplio). El factor educativo clave es la familia directa. La escuela, el barrio, los traumas y otros avatares del destino (traumas, muertes, accidentes, etc.), son a veces intercurrentes y pocas veces detonantes.

La persona que padece un Trastorno de la Personalidad realiza una interpretación de la realidad sesgada. Dijéramos que la malinterpreta o la intenta amoldar a sus creencias y necesidades.

Luego, en el sentido de lo que se entiende por rehabilitación, dicho concepto no se adecua a dichos trastornos. Ello se razona por el hecho de que un Trastorno de la Personalidad es algo que afecta al individuo desde temprana infancia y que por motivos evolutivos ineludibles se manifiesta en toda su complejidad en la adolescencia.

Luego no se produce realmente una fractura en la biografía de la persona. Bien es cierto que el desmoronamiento de la personalidad es en unos casos lento y progresivo, y en otros abrupto y también progresivo. Ello lo digo porque alguien podría pensar que el tratamiento y la rehabilitación podrían llevar a la persona a recuperar conductas que con el tiempo se han ido deteriorando o modificando por otras de patológicas. Ello no es así.

Ello no es así porque la personalidad es algo difícilmente modificable. Poquísimos son los casos que logran normalizarse (en relación a lo esperado por la sociedad). Lo más típico es una evolución tortuosa, decadente y enfermiza (falta de salud) que con la edad puede suavizarse por el aprendizaje más primario de la experiencia social (o como digo yo: “los palos que te da la sociedad”.

A más a más, el factor de cronicidad de dichas patologías determina que el vacío de aprendizaje de las habilidades sociales más simples a lo largo de los años y desde años tan tempranos, imposibilita de facto el que sean aprendidas y operantes (ver el anterior artículo: http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/09/rehabilitacion-en-salud-mental_20.html).

Luego la rehabilitación en este tipo de patologías es prácticamente imposible si atendemos al concepto descrito en el capítulo (http://projecteoriol.blogspot.com.es/2012/09/rehabilitacion-en-salud-mental.html).

Solo unos pocos afortunados y afortunadas podrán vivenciar de manera correcta su personalidad y podrán realizar cambios que los encuadre en lo “Normal” que se espera a nivel social de una persona. En estos casos sí que podemos hablar de habilitación más que de rehabilitación.

Ahora, lo que no se modificará son las tendencias del pensamiento. La persona seguirá sintiendo sus antiguas pulsiones pero las sabrá interpretar, controlar y reconducirlas para adecuarlas a la realidad compartida. Con los años se irá sintiendo cada vez más libre y más sabio pero nunca dejará de ser aquello que espiritualmente es.

En la última entrada de este tema intentaremos definir y redefinir el concepto de rehabilitación.

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